A principios de 2018, Ciudad del Cabo era noticia en todo el mundo como consecuencia de su crisis del agua. El gran crecimiento de su población en la última década, unido a las escasas precipitaciones durante tres años, llevaron a la ciudad a declarar el «Día cero». Ese día se cortarían los suministros principales de agua, estableciéndose puntos de abastecimiento donde hacerse con el preciado líquido.
Por suerte, ese día ─inicialmente previsto para el pasado mes de abril─ no llegó. Y no parece que vaya a hacerlo por el momento. Las generosas lluvias que ha dejado el invierno, junto a los esfuerzos tanto del gobierno local como de los ciudadanos capenses, han permitido que el nivel de alarma haya bajado desde el seis hasta el cinco. Actualmente, los embalses están a un 75% de su capacidad, su máximo en los últimos años.
Lluvias y concienciación ciudadana contra el día cero
Los ríos vuelven a llevar grandes cantidades de agua, las cascadas resuenan alrededor de Table Mountain y, con la llegada del verano, se ven de nuevo piscinas llenas. Hace menos de un año, todo esto era impensable: los niveles de agua estaban por debajo del 20% y el «Día cero» era una amenaza real. Pero las lluvias ─e incluso nieve en las cotas más altas─ llegaron justo a tiempo y han estado muy presentes durante el invierno capense.
Además de esta explicación natural, también es importante valorar la implicación de ciudadanos, turistas, instituciones públicas y empresas privadas. Todos ellos han sido parte importante de esta mejora, adaptándose a las regulaciones, cumpliendo con las restricciones y reduciendo el consumo de agua.
Con el verano ya instalado en la «ciudad madre», son muchos los viajeros de todo el mundo que se preparan para conocer Ciudad del Cabo. Un turismo que esta región necesita y que seguro beneficiará a la economía local. Desde Rhino Africa recomendamos mantener las duchas cortas y ahorrar toda el agua posible hasta que la situación se estabilice del todo.
Una lección para el futuro
Ciudad del Cabo ha corrido el riesgo de ser la primera gran ciudad del mundo en quedarse sin agua. Pero no será la última. El cambio climático es un hecho y cada vez son más los lugares que sufrirán este tipo de fenómenos. Es responsabilidad de todos practicar un turismo y modo de vida responsable y sostenible, asegurándonos de disfrutar pero protegiendo el medio ambiente. Este es el único modo de que las futuras generaciones conozcan el mundo tal y como nosotros lo hemos hecho.