mayo 19

Un día de safari en una de las mejores reservas privadas del Kruger

Por Diana el
mayo 19, 2017

Nuestro primer día de safari en Londolozi fue, sin lugar a dudas, el mejor. No es todos los días que uno visita la sabana africana y por eso decidimos hacerlo en estilo. Nuestro destino fue Sabi Sand, una de las mejores reservas de animales en el área del Parque Nacional Kruger, y nuestro hotel Tree Camp, un refugio de ensueño construido entre el dosel de una gran arboleda.

Terraza principal de Londolozi Tree Camp
Imagen de: Londolozi

Todavía no salía el sol cuando tocaron a nuestra puerta para avisarnos que era tiempo de aventurarnos en el safari de la mañana o, mejor dicho, de la madrugada. La noche anterior nos quedamos platicando hasta tarde y fue difícil despedirnos de la cama, aunque una vez que caímos en cuenta de lo que estábamos por vivir nos encontrábamos más que despiertos. Aun así, el café que nos sirvieron fue más que bienvenido y, con la cafeína y la adrenalina corriendo por nuestras venas, partimos en compañía de nuestro guía y otras dos parejas a bordo de un vehículo abierto desde el que todos teniamos un asiento de primera fila a la acción.

Esa mañana, entre muchos otros, vimos a tres de los llamados “Cinco Grandes” —los animales que todos quieren ver en un safari (Lee nuestro blog sobre los «Cinco Grandes» aquí). El primero fue un impresionante rinoceronte blanco que, aparentemente gustoso, llevaba en su espalda un par de pajarillos. El guía nos explicó que estas aves mantienen al rinoceronte y otras grandes especies libres de parásitos —un tipo de relación llamada simbiosis— y entonces entendí por qué se llevaban tan bien.

Rinoceronte blanco con aves en la espalda

Tras disfrutar de un rápido refrigerio y resumir el recorrido, nos topamos con una manada de elefantes cruzando el camino. A pesar de que nos acercamos bastante, estos paquidermos no se molestaron en lo más mínimo y los bebés que los acompañaban parecían tan interesados en nosotros como nosotros en ellos.

Elefantes bebés jugando

Pero la mejor parte del día estaba por llegar. Haciendo honor a la reputación de la reserva en la que habitan, no faltaron los leopardos, dos de los cuales tuvimos la suerte de avistar en la altura de los árboles.

Leopardo descansando en un árbol

Fue fascinante escuchar a nuestro guía platicarnos sobre cada uno como si fuesen viejos conocidos. La pasión que este hombre mostraba por estos elegantes felinos era evidente y simplemente contagiosa.

Uno de los leopardos de la reserva Sabi Sand
Imagen de: Londolozi

De regreso al lodge, todos estábamos hambrientos, mas esto no nos impidió hablar y hablar durante el desayuno de lo increíble que fue la experiencia.

El desayuno en Londolozi
Imagen de: Londolozi

Con el estómago lleno y el corazón contento, nos retiramos a nuestra suite —digna de una revista de decoración— para dormir una pequeña siesta bajo la muy necesaria frescura del aire acondicionado.

Una de las suites de Londolozi Tree Camp
Imagen de: Londolozi

Pronto era tiempo de almorzar y, aunque la comida era estupenda, mi atención estaba en el escenario. La decoración era impecable y fresca y la vista desde la terraza incluso más atractiva, con un río constantemente visitado por todo tipo de aves a tan solo unos metros de donde nos hallábamos sentados.

El salón principal de Londolozi Tree Camp
Imagen de: Londolozi

Un par de horas en la piscina y una taza de té después, era momento de salir al safari de la tarde.

En medio recorrido nos detuvimos para tomar algo y ver la puesta del sol, a la que ninguna foto hizo justicia.

Atardecer en la Reserva de Animales Sabi Sand
Imagen de: Londolozi

La experiencia fue totalmente electrizante, sobre todo de regreso, al caer la noche. Esta vez los leopardos no se encontraban descansando sobre los árboles, sino buscando su siguiente presa y el reflejo de sus ojos hizo más sencillo encontrarlos que durante la mañana.

Leopardo merodeando de noche

En el campamento nos esperaba tremenda cena, ambientada por la luz de la luna e incontables linternas. Una vez más, no pudimos evitar quedarnos platicando junto al fuego hasta entrada la noche, esta vez con nuestros compañeros de safari, cada uno recontando su propia perspectiva de las que hoy son gratas e inolvidables memorias.

Boma en Londolozi
Imagen de: Londolozi

Si a ti también te gustaría vivir un inolvidable día de safari en una de las reservas privadas del Kruger, ponte en contacto con nosotros y déjanos ayudarte a planear un safari africano a tu medida.

Imagen prinicipal de: Londolozi


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sabi sand


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Sobre la autora

Diana

Diana nació y creció en la urbe fronteriza de Ciudad Juárez, México, donde ella aún cree firmemente que se pueden ver los atardeceres más hermosos del mundo. A inicios del 2016, esta juarense se reubicó a Ciudad del Cabo y ahora pasa su tiempo escribiendo para Rhino Africa, explorando la “Ciudad Madre” y sus alrededores, estudiando Innovación en marcas y extrañando los chilaquiles.

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