Estás en la caída de agua más grande del mundo. 100 metros te separan de la base. A una corta distancia, una atronadora cortina blanca, inagotable y poderosa, es el objetivo de viajeros llegados de todas partes del globo. Puede parecer imposible nadar en las cataratas Victoria; que tus músculos se relajen, que tus miedos desaparezcan y que tu cuerpo sea capaz de flotar entre sus aguas.
Pero es posible. Y es una de las experiencias naturales más increíbles que existen sobre la faz de la tierra.
El humo que truena
Hace unos meses contábamos en este blog la historia de David Livingstone, el explorador escocés que le puso el nombre de cataratas Victoria. Antes de las expediciones del británico, esta maravilla natural era conocida por los locales ─muchos hoy las siguen llamando así─ como Mosi-oa-Tunya, el humo que truena.
Livingstone en realidad buscaba el origen del río Nilo, pero quedó enamorado ante la visión de esta caída de agua. Tanto que las nombró “Victoria” en honor a su reina, mientras que el propio Livingstone da nombre a la ciudad más cercana junto a las cataratas, Livingstone Town.
Aunque los tiempos del explorador han quedado atrás, no lo ha hecho la belleza de este fenómeno de la naturaleza. No son ni las más altas ni las más anchas, pero se consideran las más grandes gracias a la combinación de sus 1.708 metros de anchura y sus 108 metros de altura. Esto les valió ser consideradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1989 y, hasta el día de hoy, siguen siendo una de las principales atracciones turísticas del continente africano.
Frontera natural entre Zambia y Zimbabue
El río Zambeze ejerce de frontera geográfica y política entre Zimbabue y Zambia, siendo posible acceder a las cataratas Victoria desde cualquiera de estos dos países. Hacerlo desde uno u otro depende de ti.
Zimbabue ha sido, durante muchos años, el destino favorito desde el que contemplar las cataratas. El 75% de ellas pueden verse desde aquí, mientras que el bosque se descansa a sus pies es el único del mundo donde la lluvia es constante (24 horas al día durante los 365 días del año). Además, este país suele ser más económico que la vecina Zambia y no es necesario estar vacunado de la fiebre amarilla.
Por su parte, Zambia cuenta con menos opciones de alojamiento y verás menos de las cataratas, aunque solo desde aquí podrás acceder a Livingstone Island, el mismo punto desde el que el explorador contempló la caída de agua por primera vez. A su vez, nadar Devil’s Pool ─de la que hablaremos más adelante─ solo es posible en el lado zambiano.
Por supuesto, si tienes la oportunidad, el tiempo y el presupuesto para contemplar las cataratas desde ambos países, vivirás una experiencia completa e incomparable.
Devil’s Pool, la piscina del diablo
No podía tener mejor nombre. Su ubicación, al borde del salto de la cascada, así lo atestigua. A pesar de ello, esta piscina natural es una de las atracciones más populares de las cataratas Victoria.
Este factor de riesgo hace que no siempre sea posible nadar en ella: tan solo cuando el caudal del río Zambeze es bajo ─normalmente entre los meses de septiembre a diciembre─ es posible darse un baño en ella. Las imágenes son impresionantes y la experiencia, aunque no apta para todos los públicos, inolvidable.
Nadar en las cataratas Victoria, al borde de una caída de agua de 100 metros, no es la única actividad repleta de adrenalina de la que podrás disfrutar aquí. Rafting, tirolina (una de las más largas del mundo), puenting, sobrevolar las cataratas en helicóptero o disfrutar de un safari en los alrededores. disfrutando de la gran vida salvaje que tanto Zambia como Zimbabue ofrecen.
Combinando las cataratas Victoria con otros destinos
El viajero que llega a las cataratas Victoria siempre busca más. Normalmente, el turista pasa entre dos y tres noches aquí, conectando después con otros destinos del África meridional o del este. Tanto Victoria Falls Town (Zimbabue) como Livingstone Town (Zambia) cuentan con aeropuertos internacionales, haciendo fácil estas combinaciones.
Uno de los tours más populares te llevará a descubrir la vibrante Ciudad del Cabo, pasando después por el Parque Nacional Kruger (ambos en Sudáfrica) y volando desde aquí a descubrir «el humo que truena». Otras opciones pasan por explorar Zimbabue y su vida salvaje (Parque Nacional Hwange) o aventurarse a la vecina Botsuana, donde el delta del Okavango, el Parque Nacional de Chobe y muchas otras atracciones te estarán esperando.
Sea cual sea tu opción, en Rhino Africa preparamos viajes a la medida a partir de tus preferencias, disponibilidad y presupuesto. Contacta con nosotros sin ningún tipo de compromiso y te ayudaremos a planear todos los detalles.