El río Nilo cuenta con una longitud de 6.853 kilómetros ─es el segundo más grande del mundo, solo superado por el Amazonas─, atraviesa hasta 10 países y ha sido considerado una cuna de vida desde los tiempos del Antiguo Egipto. Encontrar el nacimiento de este legendario río se convirtió en una obsesión para muchos exploradores europeos, siendo John Hanning Speke (1827-1864) el primero en hacerlo.
Cuando John Hanning Speke conoció África
Speke tenía claro que su vida no iba a estar en la Inglaterra que le vio nacer. Con solo 17 años se enroló en la armada británica y fue destinado a la India. Durante esos años sirvió en la primera guerra anglo-sik, recorriendo la propia India, las montañas del Himalaya y el Tíbet.
Deseoso de nuevas experiencias, en 1854 pisaba el continente africano por primera vez, más concretamente Somalia. Ya aquí entrará en contacto con Richard Burton, un experimentado explorador con el que mantendría una tensa relación. Su primera misión en Somalilandia resultó ser un fracaso absoluto: fueron atacados por las tribus locales, un miembro de la expedición murió, tanto Barton como Speke fueron gravemente heridos y se creó entre ellos un ambiente de cierta enemistad. Tras este desgraciado episodio, parecía poco probable que ninguno de ellos continuara con sus deseos de explorar África.
En busca de la fuente del Nilo
Y, sin embargo, ambos volvieron a cruzar sus caminos solo dos años después. Tras escuchar rumores de unos grandes lagos en la zona central del continente, Speke y Burton comenzaron una nueva expedición desde Zanzíbar ─David Livingstone elegiría el mismo lugar solo unos años después─ hacia el interior de África.
De nuevo, su aventura iba a estar llena de penalidades: el viaje fue especialmente agotador, con largas caminatas a pie, y ambos padecieron diversas enfermedades tropicales. En febrero de 1865 se convertían en los primeros europeos en llegar al lago Tanganica, aunque sus problemas de salud ─Speke estaba parcialmente ciego y Burton ni siquiera pudo navegar por él─ no les permitieron explorarlo de forma precisa.
Las fiebres de Burton continuaron, por lo que Speke se aventuró a recorrer en solitario tanto el lago Tanganica como sus alrededores. Unos días después, alcanzaba el lago Victoria: una inmensa masa de agua nombrada en honor a la reina Victoria (al igual que las cataratas) y que Speke consideró ─de forma acertada─ como el nacimiento del río Nilo.
A pesar de todas las dificultades, John Hanning Speke había conseguido su objetivo, aunque en ese momento no sabía que lo más duro estaba todavía por llegar.
La polémica del descubrimiento
Tras explorar los grandes lagos africanos, era hora de volver a Europa. En un viaje que no estuvo exento de nuevas enfermedades, ambos consiguieron llegar a Inglaterra en mayo de 1859, momento en el que debían de presentar sus descubrimientos.
Las disputas que Speke y Burton habían mantenido durante sus viajes se trasladaron entonces a la Royal Geographical Society, la cual había financiado parte de la expedición. Speke defendía que el lago Victoria era la auténtica fuente del Nilo ─aportando razones empíricas, como la altura del mismo─, mientras que Burton afirmaba que el nacimiento se situaba en el lago Tanganica. El propio Burton había dado validez a la teoría del lago Victoria por carta unos meses antes, pero probablemente los celos a su compañero le hicieron desdecirse y defender su opción.
Unos años más tarde, Henry Stanley ─el periodista que fue a África en busca de David Livingstone─ confirmó la versión de Speke.
Expediciones posteriores
Solo unos meses después de su regreso a Europa, Speke ─esta vez sin Burton y con un nuevo compañero, James Grant─ volvía a África. El objetivo era explorar en profundidad el lago Victoria, realizar mapas más precisos de la zona y seguir el flujo del río Nilo. Tras algunos descubrimientos, Speke pasó varios meses viviendo en la corte del rey Muteesa. Tras este periodo, conoció a Samuel Baker (otro famoso explorador) y a su mujer. Con su apoyo ─y de nuevo, sufriendo fiebres y los ataques de tribus locales─, pudieron llegar al lago Alberto y a las cataratas Murchison.
La tercera expedición, prevista para seguir descubriendo el río Nilo, nunca llegó. Al regresar a Inglaterra, Speke se encontró con que las críticas de Burton ─gran orador y muy activo durante su tiempo en Europa─ a su descubrimiento se habían hecho más fuertes y habían ido ganando credibilidad con el paso de los años. Esto llevó a la Royal Geographical Society a celebrar un debate entre ambos para clarificar la ubicación del nacimiento del río Nilo. El debate fue programado para el 16 de septiembre de 1864, aunque nunca llegó a celebrarse: justo un día antes, Speke murió en un extraño accidente mientras cazaba con su primo. Esto hizo que, durante años, la teoría de Burton fuera la que prevaleciera.
Tras las dudas sobre este descubrimiento, fueron muchos los exploradores que buscaron confirmar el origen del Nilo. La mayoría fracasó ─incluido David Livingstone─, siendo Henry Stanley quien finalmente demostró que Speke tenía razón. En la actualidad se da por válido el lago Victoria como fuente del Nilo, siendo el río Kagera su principal afluente y el más alejado del Mediterráneo.